2 de octubre

Después de el largo y tendido desayuno en la habitación del hotel y habiendo confirmado que no había ni rastro de la lluvia del día anterior, partimos al Grand Canyon.

Cuando finalmente llegamos a uno de los miradores que hay en el circulo del sur del parque se confirmó la idea de que habíamos hecho el viaje en el orden correcto. Estas imagenes superan todo lo antes visto. No exagero. Alguien comentó que era imposible sacar una buena foto del cañón, todo es admirable y las pobres máquinas, por lógica, no alcanzan para abarcar tanto espacio.

En las fotos que elegí traté de mostrar como se vé una lluvia que se acerca y termina produciendo un arcoiris. Eso es una cosa. La otra es la proporción con la gente que se vé arriba de un mirador y despúes una brecha inmensa, solo una parte de lo que hay aqui.

También, como no podían faltar los animales de la zona que andan tranquilos entre gente y autos.

A pesar de la cantidad de gente que hay dando vueltas por los miradores se siente un silencio intenso por la impresión que causa ver tanta inmensidad. No sé muy bien cual es la altura en la que se encuentra esta parte pero el aire impone una marcha lenta.

Por supuesto, tanta hermosura no se puede cerrar de mejor manera que con un asadito de los buenos! Por fin mamá encontró lo que buscaba desde hacía días. Su comentario fue que como "uno puede sentir muchos sabores, pero el de la carne rica es insuperable". En el sentido del gusto se ha agragado el sexto sabor! Estoy deacuerdo.

Mañana salimos de acá con la sensación de haber presenciado algo muy exsepcional. El planeta nos ha regalado parte de sus secretos y no se guardó ni un poquito de sus mejores galas.